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Dietetica Sin Patrocinadores

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¿Por qué aparecen las bebidas alcohólicas en la Pirámide de la Alimentación Saludable?

27 marzo 2020

Comentario de la Comisión Científica de Dietética sin Patrocinadores sobre la presencia de bebidas alcohólicas en la Pirámide de la Alimentación Saludable de la SENC.

Redactado por: Marta Aguilar Díaz. Dietista – Nutricionista. #DSP0238.

Actualmente, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) se considera la principal referencia en España para guiar a la población sobre alimentación saludable.

La Pirámide de la Alimentación Saludable incluida dentro de la Guía de la Alimentación Saludable de la SENC, a su vez, es un icono que plasma recomendaciones de alimentación dirigidas a la población general.

No han sido pocas las veces que Dietética Sin Patrocinadores se ha pronunciado para dejar clara su postura acerca Pirámide de la Alimentación Saludable.

Algunas pruebas de ello son la nota de prensa Dietética Sin Patrocinadores: La Pirámide Nutricional del 2017 está estancada o el Hangout con el que la Asociación se estrenó: Hangout No1: La Pirámide de la Alimentación.

Pero esta vez seremos más concretos. Pondremos el foco en un aspecto que, exceptuando a la pirámide de la Dieta Mediterránea, no está presente en ninguna otra guía de alimentación oficial en todo el mundo.

Nos centraremos en la presencia de bebidas alcohólicas como el vino o la cerveza. Tal y como se puede observar, aparecen bajo el nombre de “bebidas fermentadas”, y junto a la recomendación “consumo opcional, moderado y responsable”.

Además, en la guía encontramos afirmaciones como “La SENC recomienda –en el contexto de una alimentación equilibrada mediterránea– el consumo máximo de 1-1,5 raciones/día de bebidas alcohólicas en mujeres y de 2-2,5 raciones/día en varones adultos” o “El consumo de determinadas bebidas alcohólicas se asocia con un patrón dietético más o menos saludable.”

Pirámide de la Alimentación Saludable de la SENC.

Por otra parte, en Europa, la ingesta de alcohol es el tercer factor de riesgo que más impacto tiene sobre enfermedad y mortalidad, después del tabaco y la hipertensión arterial.

Su consumo global va en aumento, siendo Europa la región con mayor consumo per cápita del mundo. A su vez, el alcohol es la sustancia de abuso más consumida en España. Concretamente, el consumo de cerveza con alcohol es de 3.831millones de litros en nuestro país, cifra que ha aumentado un 18% desde 2008.

Consumir alcohol está totalmente normalizado y la publicidad de bebidas alcohólicas es omnipresente a día de hoy. Ya nadie se atreve a discutir que fumar es malo para la salud.

Sin embargo, el alcohol sigue sin percibirse adecuadamente como un problema de salud. Y eso a pesar de que está relacionado con más de 200 enfermedades, tres millones de muertes al año, accidentes de tráfico y afecciones psicológicas, entre otras cosas.


Tras estos datos, está claro que hay algo que chirría. La temática sustenta muchas dudas y da lugar a material para un largo debate.

¿Por qué aparecen bebidas alcohólicas en recomendaciones de salud? ¿Cuáles son los argumentos que respaldan su presencia? ¿Qué evidencia científica hay al respecto? ¿En qué repercusiones se traduce? ¿Es lógico? ¿Es ético? ¿Hay conflictos de interés?

En este artículo iremos profundizando y dando respuesta a estas preguntas.

¡Vamos por partes!

¿Qué argumentos utilizan?

En la Guía de Alimentación Saludable, publicada en la Revista Nutrición Hospitalaria, se deja claro que ni pretenden fomentar el consumo de bebidas alcohólicas, ni las recomiendan. Sin embargo, se sugiere el consumo opcional, moderado y responsable para quien lo desee, priorizando su consumo en las comidas.

También apuntan algunos riesgos derivados de su consumo (Ej. Aumento de accidentes domésticos) y excepciones en cuanto a su consumo (Ej. Durante el embarazo).

Si profundizamos en la Guía un poco más, se pueden leer argumentos sobre los beneficios del consumo de 1 o 2 bebidas alcohólicas al día frente a la reducción del riesgo cardiovascular.

Se recalcan que hay múltiples explicaciones que sustentan los beneficios del consumo moderado de alcohol no solo frente a enfermedad cardiovascular, sino también frente a enfermedades mentales como el Alzheimer. Asimismo, consideran que no pueden afirmarse sus efectos nocivos, ni siquiera sobre el desarrollo de cáncer.

Frente a la información expuesta, representantes del Grupo de Trabajo Sobre Alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) redactaron una Carta al Director de la revista Nutrición Hospitalaria bajo el título “La recomendación del consumo de alcohol en las “Guías Alimentarias para la población española. Un mensaje demasiado ambiguo”.

A raíz de dicha carta, se realizó una réplica en nombre del Grupo Colaborativo de la SENC donde se exponen y se realzan su posicionamiento sobre las bebidas alcohólicas.

La siguiente tabla recoge los argumentos expuestos más relevantes en relación tres puntos claves: la relación del alcohol sobre el cáncer; la claridad y solidez de las recomendaciones; y el término «consumo responsable».

CARTA AL DIRECTOR

En representación del Grupo de Trabajo sobre Alcohol de la SEE

Se pone en duda que el alcohol tenga una relación causal con el cáncer. Se cita textualmente: «Del mismo modo que es difícil confirmar el efecto beneficioso del consumo moderado de bebidas alcohólicas en ausencia de un ensayo clínico randomizado, lo cierto es que tampoco pueden reafirmarse sus efectos nocivos, incluida su cancerogeneidad». Esta afirmación es sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que se ha utilizado el sistema de evaluación GRADE (15).

Lo cierto es que la evaluación de la International Agency for Research on Cancer (IARC) concluye que existe suficiente evidencia de la asociación causal del alcohol con el cáncer de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colorrectal e hígado en ambos sexos, y con el cáncer de mama en mujeres, clasificándolo en el grupo 1 de agentes carcinógenos en humanos (12).

Además, esta asociación es dosis dependiente, no existiendo un nivel mínimo de seguridad ya que el riesgo se inicia con dosis muy bajas, compatibles con las cantidades ingeridas en un consumo ligero o moderado (16).Se estima que alrededor del 10% de todos los cánceres en hombres y del 3% en las mujeres son atribuibles en Europa al consumo de alcohol (5). Por ello, entre las doce medidas del código europeo contra el cáncer, se incluye la siguiente: “Si bebes alcohol de cualquier tipo, limita la ingesta. Lo mejor para la prevención del cáncer es evitar las bebidas alcohólicas” (17).

REPLICA DE LA CARTA

Redactada en nombre del Grupo Colaborativo de la SENC.

Nada más incierto. Nos limitamos a afirmar que para definir el riesgo bastan estudios de cohortes, pero para definir el beneficio se exigen estudios experimentales. 

Es importante no solo estimar las muertes por cáncer atribuibles al alcohol, sino sobre la mortalidad total, y es ahí donde discrepamos; no nosotros: la mayor parte de la literatura consultada es contundente sobre el papel beneficioso del consumo moderado de bebidas alcohólicas sobre el riesgo de cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardiovasculares y metabólicas (16).

Los estudios que analizan el impacto del alcohol en la carga de enfermedad no evalúan los efectos beneficiosos del consumo moderado de vino sobre la enfermedad cardiovascular, la diabetes (18) o incluso, observado también en nuestro medio, la depresión (19).

El consumo de vino, junto al de aceite de oliva virgen extra, disminuye el riesgo cardiovascular y la mortalidad total a través del efecto protector del alcohol homovanillyl y otros fitocomponentes en nuestro entorno mediterráneo (20) y, de hecho, las bebidas alcohólicas representan la principal fuente de polifenoles en España.

Sin duda, estamos de acuerdo en que son necesarios estudios que analicen conjuntamente los riesgos y los beneficios del consumo de bebidas alcohólicas

CARTA AL DIRECTOR

En representación del Grupo de Trabajo sobre Alcohol de la SEE

Consideramos que la guía describe la recomendación de bebidas alcohólicas de forma confusa.

En el pictograma de la pirámide de la alimentación saludable se muestra el consumo de bebidas fermentadas (dibujos de vino y cerveza) como «opcional, moderado, y responsable en adultos».

En el apartado del documento sobre «bebidas  alcohólicas fermentadas», se recomienda el consumo máximo de 1-1,5 raciones/día de bebidas alcohólicas en mujeres y de 2-2,5 en varones adultos, incluyendo diversas excepciones.

Afirman que el nivel de evidencia de esta recomendación es intermedio-alto para adultos mayores e intermedio-medio/bajo para individuos menores de 40 años. Sin embargo, no acompañan el nivel de evidencia con una tabla que describa los problemas de salud evaluados, así como los estudios en los que se han basado. 

Estando de acuerdo con la recomendación expuesta en la tabla III sobre moderar o evitar el consumo, que coincide con los mensajes de la OMS (17,21), parece una contradicción que aparezca en el pictograma de la guía el dibujo de bebidas alcohólicas si una gran mayoría de la población o bien no consume alcohol o no debería ingerirlo teniendo en cuenta las amplias excepciones de su uso a nivel individual.

REPLICA DE LA CARTA

Redactada en nombre del Grupo Colaborativo de la SENC.

Discrepamos en lo que a nuestra pirámide se refiere. En el pictograma de la pirámide de la alimentación saludable se muestra el consumo de bebidas fermentadas (dibujos de vino y cerveza) como «opcional, moderado, y responsable en adultos», con un consumo máximo de 1-1,5 raciones/día de bebidas alcohólicas en mujeres y de 2-2,5 en varones adultos, y se indican, de forma valiente y coherente, una serie de excepciones que incluyen por primera vez a menores de 40 años y a fumadores.

Incluso los investigadores más escépticos e intransigentes con el consumo moderado de bebidas alcohólicas admiten que el beneficio se puede observar en mayores de 55 años y que gran parte del riesgo de cáncer de las bebidas alcohólicas se debe a la sinergia de un consumo abusivo de las mismas con el tabaquismo, sobre todo para los tumores de cabeza y cuello (22), y siempre exceptuando el de mama y quizás el de colon en varones (23,24).

El consumo de bebidas alcohólicas fermentadas de baja graduación se asocia a un patrón de dieta mediterránea y entendemos que, como parte del mismo, debe defenderse no solo desde la perspectiva sanitaria, sino también cultural y medioambiental (25). Representa un patrimonio cultural con implicaciones sobre el paisaje, el territorio, la biodiversidad y la propia cocina

CARTA AL DIRECTOR

En representación del Grupo de Trabajo sobre Alcohol de la SEE

El término de «consumo responsable» es un término ambiguo, muy difícil de conceptualizar (26), con una expresa recomendación de no utilizarlo (27), ya que es el mensaje incluido por la industria alcoholera en la publicidad de sus productos.

REPLICA DE LA CARTA

Redactada en nombre del Grupo Colaborativo de la SENC.

Sí coincidimos con los autores en que a menudo el concepto de consumo responsable y moderado se entiende de forma errónea y en que las campañas al respecto desde la propia industria del sector han sido poco esclarecedoras y algo ambiguas (26). 

Muy probablemente, la disminución en el consumo de alcohol a nivel global y en particular en los países europeos mediterráneos (28) se debe a este movimiento de “moderación y responsabilidad”, además de al efecto de la crisis económica (29,30).

De haber existido una política más seria y coherente de promoción y didáctica de un consumo moderado y responsable de bebidas alcohólicas de baja graduación en nuestro país, hoy probablemente no tendríamos que lamentar el espectáculo del botellón y las borracheras que inundan nuestras ciudades todos los fines de semana.

¿Qué dice realmente la ciencia?

En primer lugar, en España no se sigue la Dieta Mediterránea. De hecho, la dieta española actualmente se está alejando hacia una alimentación que contiene tres veces más carne, lácteos y productos azucarados, y un tercio menos de frutas, verduras y cereales, en relación al patrón dietético mediterráneo recomendado.

Por tanto, justificar el consumo de cerveza y vino por su asociación con un patrón dietético mediterráneo es, de por sí, inconsistente y no se ajusta a la realidad de nuestra sociedad.

En segundo lugar, pasaremos a matizar algunas conclusiones vinculadas a niveles de consumo de alcohol, salud y enfermedad.

Bebidas alcohólicas como el vino, contienen componentes bioactivos como el resveratrol u otros polifenoles. Estos componentes, a través de diferentes procesos (Ej. Señalización celular o vasodilatación), se han visto vinculados con una reducción del riesgo de enfermedad isquémica.

No obstante, el efecto protector del consumo moderado de alcohol puede haberse observado sin haber tenido en cuenta suficientes factores de confusión. Además, no se aplica al resto de enfermedades cardiovasculares. Tampoco se aplica a jóvenes y en personas mayores es despreciable si se compara con el ejercicio y dieta sana.

Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluye que el alcohol es perjudicial para el sistema cardiovascular, además de neurotóxico, adictivo, inmunosupresor, carcinogénico y responsable de más de 3 millones de fallecimientos por año, lo que representa 1 de cada 20 muertes.

En relación a la cancerogenicidad de las bebidas alcohólicas, no solo no hay un límite por debajo del cual el riesgo de cáncer disminuya, sino que su consumo, aunque sea en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de padecer cáncer.

Ya no se trata de una correlación, sino de una causa. De acuerdo con la IARC (Agency for Research on Cancer), existe una relación causal entre el consumo de alcohol y el cáncer de hígado, mama, colon o intestino, tracto digestivo, boca, garganta y esófago. Para ser exactos, el estudio EPIC (European Prospective Investigation Cancer), concluye que un 10%
de cánceres en hombres y un 3% en mujeres son atribuibles al alcohol.

Además, casi la mitad de los cánceres (en el caso de los hombres), y un 30% (en mujeres), afectaron a personas que consumían menos alcohol del que se fija como límite superior según la SENC.

El efecto neto del consumo de alcohol es perjudicial y los efectos se observan desde cantidades consideradas como moderadas. Asimismo, el consumo moderado de alcohol no presenta ningún beneficio respecto al ocasional o la abstinencia.

Tal y como manifestó el Ministerio de Sanidad y Consumo de España en el año 2000 “Los efectos adversos directos o indirectos asociados al alcohol, son amplios y costosos, no están confinados a una minoría de bebedores asiduos, ni a un tipo de bebida en particular, sino que son extensibles a toda la población y a las bebidas alcohólicas en su conjunto”.

Para completar la evidencia científica más sólida encontrada al respecto, no está de más exponer también el posicionamiento de organizaciones relevantes en la materia:

  • Institute of Alcohol Studies (IAS): “El alcohol aumenta el riesgo de enfermedad de forma geométrica a la dosis”.
  • Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC): “En ningún caso, los profesionales sanitarios deben enfatizar públicamente las posibles ventajas del consumo moderado, porque es un mensaje equívoco, ambiguo y peligroso” (45).
  • Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento – Asociación Española de Dietistas- Nutricionistas (GREP AED-N): De ninguna manera se debe promover el consumo moderado de alcohol en la población”.
  • Agency for Research on Cancer (IARC): “No hay una cantidad segura de alcohol”.

En tercer lugar, el alcohol es una de las tres áreas mundiales prioritarias en salud pública. Reducir su consumo nocivo ayudará a lograr algunos Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud. En particular los relacionados con la salud maternoinfantil, las enfermedades infecciosas y no transmisible, la salud mental, las lesiones y las intoxicaciones.

La OMS pide a los gobiernos que redoblen sus esfuerzos para prevenir las defunciones y las enfermedades relacionadas con el alcohol.

Según el Dr. Vladimir Poznyak, coordinador de la unidad de Gestión del Abuso de Sustancias de la OMS, «Todos los países pueden hacer mucho más para reducir los costos sanitarios y sociales del consumo nocivo de alcohol».

Repercusiones- Impacto social

Que se pueda tomar una caña o un vino de forma puntual no engloba que haya que defender sus propiedades saludables, sobre todo porque la evidencia de los efectos nocivos del alcohol es más fuerte que la evidencia de sus efectos beneficiosos.

Incluir al vino y la cerveza dentro de una pirámide que plasma recomendaciones sobre alimentación saludable da lugar a que la población interprete que el consumo diario de estas bebidas puede formar parte de una alimentación saludable. Es decir, el mensaje no se traduce en una moderación, sino en una normalización.

Además, el término “consumo moderado” es confuso, subjetivo y puede dar lugar a malinterpretaciones. Sobre todo, si tenemos en cuenta que España es el país con mayor densidad de bares del mundo.

¿Cuál es la verdadera razón de que aparezcan las bebidas alcohólicas en la pirámide?

La industria alimentaria tiene una influencia directa e indirecta sobre la percepción que parte de la sociedad tiene sobre los beneficios-perjuicios del consumo moderado de alcohol.

Las actividades científicas financiadas por la industria del alcohol pueden confundir las campañas de promoción de la salud actuales.

Tal es así que la Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS, afirma que los intereses comerciales es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las campañas de promoción de la salud (54).

Los autores de la Guía y la Pirámide de la Alimentación Saludable manifiestan que no tienen conflictos de interés. No obstante, algunos participantes forman parte de comités científicos y entidades vinculadas a la Cerveza y el Vino. Asimismo, si entramos en el apartado de empresas colaboradoras de la SENC (55), encontramos las siguientes:

  • Centro de Información Cerveza y Salud (CICS), cuyo fin es promover la investigación sobre los efectos del consumo moderado de cerveza en adultos sanos. Por supuesto, la pirámide de la alimentación saludable aparece en su web.
  • Wine in Moderation, una organización que considera que el disfrute consciente del vino contribuye al bienestar de nuestra sociedad y de las futuras generaciones.
  • Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN). Su misión es facilitar información sobre los aspectos beneficiosos del consumo moderado de vino. En su web podemos encontrar afirmaciones como “Recordemos que el vino es el responsable del 25% de los efectos de una alimentación sana y saludable”.

Entonces… ¿Hay conflictos de interés?: nosotros lo tenemos claro. Te invitamos a que saques tus propias conclusiones.

Gracias por tu lectura, estamos deseando leer tu opinión. 😉

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